Cazando serpientes

Toda la vida he escuchado que las serpientes salen cuando va ha llover.
Es una de esas cosas que nunca había creído hasta ayer.

El sábado a la mañana nos subimos a Isasa a mover un poquito las piernas y para hacer nuevos fichajes en las pateadas por el monte.
Adopte a mi primo Santi y a Susan Salander y me los lleve a patear un ratito.
Lo pasamos genial, ruta suavecita con buena compañía, que más se puede pedir.

Pero como no podíamos pasar sin tener alguna historieta graciosa esta vez no nos paso en el monte sino que ocurrió en la puerta del Totem.

Aparcamos en la calle de abajo y allí estaba la familia Sanchez-Escalada en la puerta de su casa con mucho revuelo.

Resulta que habían visto meterse una serpiente por el coche y que les daba mal rollo montarse porque les dan repelús las serpientes y no tiene que ser agradable estar conduciendo y que te aparezca un bicho de esos dentro del habitáculo, personalmente pegaría un volantazo y me saldría de la carretera.

Allá que apareció un servidor el domador de serpientes y comenzó la búsqueda y captura del animalito.
Miramos por todos los recovecos del coche y al final la encontramos abrazada al amortiguador de la rueda.
Después de trabajar con un montón de animales no me podía acojonar porque se iban a reír de mi así que le eche un par de pelotas y cogí al animalito de la cabeza, en la tele parece fácil pero puestos en situación real da un poco de yuyu.

Al ratillo apareció por ahí mi hermana la que sabe de bichos y me dijo que era una serpiente de escalera y que son inofensivas, tranquilidad por fin.

Paseito para soltar a la serpiente por el campo y la familia ya podía volver a montarse en su coche.

Y acto seguido empezó a llover. El refranero tiene razón y demuestra que las culebras salen los días de lluvia.